“Quiero enviar un abrazo de muchos brazos a los jóvenes valientes que nos están dando a todos una lección de dignidad democrática desde las calles de Chile. Ellos, los indignados, demuestran que hay otro país posible, heredero de Balmaceda y de Allende, y que Chile no termina en las fronteras trazadas por los resignados y los indignos. Que de eso se trata, al fin y al cabo: luchando por la educación, los jóvenes educan a todos los demás. Esta protesta enseña. Yo les digo: gracias mil y suertudas suertes en tan hermosa aventura”.
A través de este mensaje el escritor uruguayo Eduardo Galeano, autor de “Las venas abiertas de América Latina“, manifestó su apoyo al movimiento estudiantil chileno.
El saludo llegó a través de la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu), luego de que la periodista y estudiante de posgrado Valeria Osorio enviara un carta relatando las motivaciones, el estado, y las distintos problemas que ha tenido la causa.
“Sé que para los estudiantes de mi país (universo en el cual me incluyo) una sola palabra de aliento de gente que analiza constantemente la realidad latinoamericana, podría renovar las energías, la fuerza y la esperanza que se pierde día a día al ver que una causa tan noble y significativa, no sólo para ellos, sino que también para las futuras generaciones, no recibe respuesta”, manifestó la estudiante en su misiva al escritor.
La Rebelión de la juventud chilena
Rebelarse es afirmar un nuevo ideal. El perverso sistema capitalista salvaje globalizado, le impone el espíritu quietista, resignado/fatalista a la juventud, con una rutina –con mucho peloteo, Rocks, drogas, pornografía, depravación, telebasura y consumo al por mayor– en la manipulación de las ideas, hipocresía en la moral y domesticidad en la vidorria diaria. “Es lo que hay, dios lo quiere así”, lo afirman la minoría satisfecha de éste país. Todo esfuerzo por liberarse de esas coyundas es una expresión de espíritu de rebeldía. Veamos a la juventud que ha dicho ¡Basta!, en Libia luchando por su patria ante la infame invasión y bombardeo de la nazi OTAN, la juventud de España en Madrid, en Cataluña, en el País Vasco, en Inglaterra, en Francia, en Alemania, en Italia, etc. Los dueños de la celestina universal, la minoría de ricos parásitos sibaritas, les declara la guerra con sus aparataros militares represivos, porque ponen en peligro sus intereses y perturban “sus mentiras vitales”, que a diario machacan sus medios mediáticos de comunicación globalizados. La juventud trae un nuevo mensaje revolucionario. Los ricos y su testaferra clase política se olvidan que, de tiempo en tiempo, los grandes espíritus desafían a la Vulgata capitalista globalizada, con sus desafíos y utopías enmarcadas en verdades vitales, a las cuales, ninguna persona honesta se puede restar.
Si los ricos, opresores atiborrados, creen que pueden detener la marcha de la Humanidad descalificando al movimiento social que encabeza la juventud con motes de “delincuentes, inútiles, subversivos” se equivocan. Atención, ya la cuerda no se puede estirar más, es la hora de poner fin a las injusticias económicas, a los privilegios políticos, a la falta de justicia, a la supersticiones fundamentalistas religiosas, etc.
La rebeldía es la más alta disciplina del carácter de la persona, templa al joven en la lucha, poniendo en un mundo ideal la recompensa, que es el común destino de los grandes perseguidos: la Humanidad venera sus nombres y no recuerda el de sus perseguidores. La rebeldía, afirmaba el Prof. Viterbo Osorio Santelices, uno de los grandes ideólogos de la reforma universitaria chilena de fines de la década de los sesenta, “es eterna y creadora y una juventud sin espíritu de rebeldía es servidumbre precoz…”
Con esperanza y memoria,
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