Hace algunos años llegó a mis manos un texto de GIovanni Pappini. Hoy volvió a mi memoria cuando veía las imagenes de "Baby" Doc-Duvalier regresando impunemente a Haití.
Haití país castigado por la mano del hombre, por las ambiciones, por la dominación, el clima, el imperialismo, la dictadura... Una república que se disputan los poderosos, un suelo ambicionado por grandes capitales para la inversión" sumamente rentable aunque hoy sea la tumba de tantos desheredados. Una república que, a no dudarlo, terminará, si Baby Doc Duvalier logra "su cometido" (es decir, el que le encomendaron desde los Estados Unidos) como en el cuento de Pappini que he copiado al final de estas palabras.
HAITÍ: LA HISTORIA QUE TODOS DEBEN CONOCER. EL PASADO SUSTENTA EL PRESENTE.
Haití fue paso obligado a partir de la conquista y colonización española de América. Sufrió el duro embate y exterminio de su población. Posteriormente, la llegada de franceses a mediados del siglo XVII, constituyó una nueva colonización. Casi a fines del siglo se produjo la cesión de la zona a Francia, con el nombre de Saint-Domingue, de lo que luego se llamaría Haití.
En el pequeño territorio que ocupa han sido gigantescos los enfrentamientos y las muertes, las ambiciones enfrentadas y las luchas por la libertad de miles de esclavos. Ha sido tierra de luchadores patriotas y de traidores. Tierra arrasada por las guerras de conquista, de España, de Inglaterra, de Francia y más recientemente de los Estados Unidos. La parte francesa de la isla era productora de azúcar, café, entre otros productos que se cultivaron gracias a la abundante mano de obra esclava negra. Una sociedad duramente estratificada entre los blancos y entre los negros. Blancos poderosos y otros menos poderosos, mulatos y negros esclavos. Hombres libres y hombres esclavizados. Esclavos en penosas condiciones de trabajo que aveces podían escapar a las montañas o pasar al lado español (cimarrones) cansados de sufrir. .
En la guerra de independencia de los Estados Unidos participaron algunos contingentes de haitianos enviados por Francia. Participar de la guerra los puso en contacto con las ideas derivadas de la revolución francesa y fue así que en 1790 un grupo de mulatos, comandados por Vincent Ogé y Chavannes, exigieron igualdad de derechos para mulatos y negros. Un año después se produjo una rebelión de esclavos que, en 1792, terminó con el reconocimiento por parte de Francia de la ciudadanía a los “hombres libres de color”.
Un líder como Toussaint Louverture luchó contra los intentos británicos y llegó a convertirse en un dirigente de gran importancia y hasta proyectar el restablecimiento de la economía e incluso una constitución para Haití. Sin embargo Napoleón no toleró semejante actitud y envió tropas a la isla para restablecer la esclavitud y completar su aspiración a formar el imperio. No obstante la colonia logró su independencia de Francia y desde entonces se llamó Haití.
Después vino la etapa de la dominación por parte de los EEUU que mantuvieron a Haití aislada durante mucho tiempo: una nación gobernada por ex-esclavos y un mal ejemplo para los países esclavistas.
De aquél pasado sangriento y triste quedaron marcas profundas que no han podido superarse. La economía, de plantaciones terminó siendo economía de subsistencia. Es el país más pobre de América latina. Alguna vez leí que cada habitante consume menos de un kilo de carne por año. Y si recordamos aquella poesía del célebre Trilussa acerca de las mentiras de las estadísticas... "¿Sabes qué es la estadística? /La que hace el recuento general /
de los que nacen van al hospital, / a la curia, a la cárcel o la fosa / pero para mí, la cosa es más curiosa / cuando hacen el promedio individual / en lo que todo se reparte por igual, / aun en la población más menesterosa / y, resulta cierto y sin engaño / que según la estadística del año / te toca un pollo y medio cada mes/ y aun cuando el pollo en tu mesa, / se halle ausente / entrás en la estadística igualmente /porque hay alguno que se come tres." podemos colegir que alguno no comió ni un gramo y otro pudo haber comido la parte del anterior...
Hace algo más de un año leí que algunos estudios realizados por el empresa láctea PIL Andina, determinaron que el consumo de leche en Bolivia es de 42 litros por persona al año. Sin embargo, en relación a los últimos cinco años se habría elevado desde 33 litros considerándose llegar a 42 como un avance nutricional.La Organización para la Agricultura y la Alimentación, FAO, recomienda como mínimo el consumo de 150 litros por persona al año. De tal manera que nuestra realidad ni siquiera llega al tercio necesario para un desarrollo adecuado de la población.A nivel latinoamericano, el promedio es de 80 litros y nuestro país es inferior al de nuestros vecinos, compartiendo el último lugar con Haití (http://www.ops.org.bo/servicios/?DB=B&S11=18456&SE=SN) .
EL CAMINO DE HAITI: DE LA INDEPENDENCIA A LAS GARRAS DE DUVALIER
A partir de su independencia (1804) Haití no consiguió la paz. Fue el primer país de América latina en proclamarse independiente, sin embargo seguirían las pugnas entre algunos sectores por lograr el poder, con revueltas militares para deponer a unos y castigar a otros. Fueron comunes las proscripciones y las ejecuciones. Hasta llegaron a tener un Emperador, Faustin I, que se rodeó de una corte conformada por una nueva nobleza. Faustin I, antes había sido un general de nombre Soulouque, que llegó a ser presidente de la República de Haití y que incluso intentó apoderarse de República Dominicana, aunque finlamente debió abandonar el país.
Siguió la inestabilidad política que se reflejaba en la economía también tambaleante como coletazo en los tiempos de la 1º Guerra Mundial en que las economías productoras de productos primarios se vieron alcanzados por la baja de los precios. Por entonces Estados Unidos ejerció su dominio sobre Haití (1914) y controló sus aduanas y toda la vida política por más de 15 años. El continuismo de la política de intervención de Estados Unidos sobre Haití (similar a lo ocurrido en Cuba después de la guerra hispano-norteamericana, complementada por la "enmienda" Platt) se dio a través de figuras pro-norteamericanas que gobernaban la República de Haití según los intereses de Estados Unidos. La historia de Haití pareciera no tener etapas de bienestar, de felicidad para su pueblo. Tan sólo han caído desgracias sobre ese suelo y ese castigado pueblo. En 1957 llegó accedió al gobierno por elecciones "Libres"... apoyado por el Ejército y como “Papa Doc”, continuó gobernando por 25 años como dictador contando con el respaldo de los EEUU que, al igual que hizo en Cuba, apoyó y financió la dictadura para mantener los recursos bajo su control.
Siguió la inestabilidad política que se reflejaba en la economía también tambaleante como coletazo en los tiempos de la 1º Guerra Mundial en que las economías productoras de productos primarios se vieron alcanzados por la baja de los precios. Por entonces Estados Unidos ejerció su dominio sobre Haití (1914) y controló sus aduanas y toda la vida política por más de 15 años. El continuismo de la política de intervención de Estados Unidos sobre Haití (similar a lo ocurrido en Cuba después de la guerra hispano-norteamericana, complementada por la "enmienda" Platt) se dio a través de figuras pro-norteamericanas que gobernaban la República de Haití según los intereses de Estados Unidos. La historia de Haití pareciera no tener etapas de bienestar, de felicidad para su pueblo. Tan sólo han caído desgracias sobre ese suelo y ese castigado pueblo. En 1957 llegó accedió al gobierno por elecciones "Libres"... apoyado por el Ejército y como “Papa Doc”, continuó gobernando por 25 años como dictador contando con el respaldo de los EEUU que, al igual que hizo en Cuba, apoyó y financió la dictadura para mantener los recursos bajo su control.
Duvalier gobernó como presidente vitalicio y para los que no entendieran esta situación creó una especie de policía "especial" (Tonton Macoutes) encargados de "disciplinar a la oposición" (parafraseando a Eduardo Galeano). Pero los sucesivos gobiernos encontraron una población sumida en la pobreza y la ignorancia, con una economía basada en la producción de productos primarios y donde la acción de los Tonton Macuotes continuó como mecanismo de control social, asociado al vudú para imponer y reforzar el terror, violando sistemáticamente los Derechos Humanos mediante torturas, muerte, secuestros, extorsiones. Era costumbre de los miembros de esta policía utilizar gafas oscuras y machetes largos de cortar caña de azúcar y por mostrar en lugares públicos sus víctimas para "ejemplo" de la población. La violencia utilizada sobre una débil población, utilizando la supersticiosa de la mayoría, sirvió para que Duvalier se perpetuara y corriera una versión de de que Papa Doc era una especie de figura identificada con una encarnación diabólica. Pero el verdadero poder diabólico estaba en su condición de lacayo de los EEUU. Lo sucedió su hijo Jean Claude, “Baby Doc” que fue expulsado de Haití en 1986 mediante una rebelión popular. Estados Unidos nunca abandonó la idea de apropiarse de las islas. No pudo con Cuba, se plantó en Puerto Rico, y está en sus planes apropiarse de territorios que siempre ha considerado "su patio trasero".
Haití ha sido tierra arrasada por las ambiciones coloniales, fuertemente controlada y castigada por el imperialismo. Un país donde los atisbos democráticos fracasan y contrastan con la realidad de un pueblo viviendo en más que precarias e injustas condiciones, en el reinado de la injusticia y la desigualdad; donde el poder y la riqueza han sido los gobernantes y los únicos beneficiarios han sido sectores altos vinculados al poder imperial. El Estado no logra dar respuesta a las necesidades fundamentales de su pueblo porque ha pasado sucesivamente de manos de unos a otros respuesta a las penurias de su población, sumergida en la pobreza, en la explotación, en una vida miserable y una peor muerte; en la injusticia más terrible. Un país que no supo sino de dolores no sólo por la mano de generales y gobernantes sino por las inclemencias de factores climáticos que se han sumado como cómplices no voluntarios de la atroz situación de los haitianos... pero siempre el Estado ha sido el gran ausente, tanto para morigerar las terribles condiciones de vida de los haitianos como para dar solución a las consecuencias del terremoto que asoló a la capital hace apenas un año. “Las tragedias humanitarias tienen Historia. A veces nos golpea la fuerza de la Naturaleza con su desmesura y nos recuerda nuestra insignificancia, pero sobre todo nos recuerda la vergüenza que deberíamos sentir por andar por la vida haciéndonos los distraídos. Haití ha sufrido, como tantos otros pueblos, un terremoto atrás de otro, provocado por las muy humanas manos detrás del capitalismo, por la acción rapiñera del imperialismo…” (Eduardo Galeano)
Nueva York, 22 de marzo.
En este mes he comprado una República. Capricho costoso que no tendrá continuaciones. Era un deseo que tenía desde hace mucho tiempo y del que he querido librarme. Me imaginaba que eso de ser el amo de un país daba más gusto.
La ocasión era buena y el negocio quedó concluido en pocos días. Al presidente le llegaba el agua hasta el cuello: su ministerio, compuesto por paniaguados1 suyos, estaba en peligro. Las arcas de la República estaban vacías; imponer nuevos impuestos hubiera sido la señal para el derrocamiento de todo el clan que asumía el poder, tal vez de una revolución. Ya había un general que armaba bandas de rebeldes y prometía cargos y empleos al primero que llegaba.
Un agente norteamericano que estaba allí me advirtió. El ministro de Hacienda corrió a Nueva York: en cuatro días nos pusimos de acuerdo. Anticipé algunos millones de dólares a la República y además asigné al presidente, a todos los ministros y a sus secretarios unos estipendios dobles que los que recibían del Estado. Me han dado en prenda -sin que lo sepa el pueblo- las aduanas y los monopolios. Además, el presidente y los ministros han firmado un convenio secreto que, prácticamente, me da el control sobre toda la vida de la República. Aunque yo parezca, cuando voy allí, un simple huésped de paso, soy, en realidad, el amo casi absoluto del país. En estos días he tenido que dar una nueva subvención, bastante fuerte, para la renovación del material del ejército y me he asegurado, a cambio de ello, nuevos privilegios.
El espectáculo, para mí, es bastante divertido. Las cámaras continúan legislando, en apariencia libremente; los ciudadanos siguen imaginándose que la República es autónoma e independiente y que de su voluntad depende el curso de los acontecimientos. No saben que todo lo que ellos creen poseer -vida, bienes, derechos civiles- penden, en última instancia, de un extranjero desconocido para ellos, es decir, de mí.
Mañana puedo ordenar la clausura del Parlamento, una reforma de la Constitución, el aumento de las tarifas de aduanas, la expulsión de los inmigrantes. Podría, si quisiese, revelar los acuerdos secretos de la camarilla ahora dominante y derribar con ello al Gobierno, desde el presidente hasta el último secretario. No me sería imposible empujar al país que tengo en mis manos a declarar la guerra a una de las repúblicas limítrofes.
Este poder oculto, pero ilimitado, me ha hecho pasar algunas horas agradables. Sufrir todas las molestias y servidumbre de la comedia política es una fatiga tremenda; pero ser el titiritero que, tras el telón, puede solazarse tirando de los hilos de los fantoches obedientes a sus movimientos es un oficio voluptuoso. Mi desprecio por los hombres encuentra aquí un sabroso alimento y miles de confirmaciones.
Yo no soy más que el rey de incógnito de una pequeña República en desorden, pero la facilidad con que he conseguido adueñármela y el evidente interés de todos los enterados en conservar el secreto, me hace pensar que otras naciones, y bastante más grandes e importantes que mi República, viven, sin darse cuenta, bajo una análoga dependencia de misteriosos soberanos extranjeros. Siendo necesario mucho más dinero para su adquisición, se tratará, en vez de un solo dueño, como en mi caso, de un trust, de un sindicato de negocios, de un grupo restringido de capitalistas o de banqueros.
Pero tengo fundadas sospechas de que otros países son efectivamente gobernados por pequeños comités de reyes invisibles, conocidos solamente por sus hombres de confianza, que continúan representando con naturalidad el papel de jefes legítimos.(http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ita/papini/gp.htm)
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