Hasta ahora el ejército no ha hecho su aparición ni se ha pronunciado sobre la revuelta, lo que es estimado como algo muy extraño por comentaristas locales.
Cientos de personas ya están en las cercanía del hospital en Quito, donde se encuentra Correa y gritan consignas para que sea liberado inmediatamente.
Policías corruptos, no se enfrenten con armas al pueblo, el pueblo viene a mano limpia, gritan los manifestantes.
Mientras los amotinados mantienen barreras fuera del hospital para impedir el ingreso de la gente a las instalaciones donde está retenido el mandatario.
Correa acudió al hospital para tratar de mediar en el conflicto, pero fue agredido, afectado con gases lacrimógenos y lastimado en una rodilla recién operada al ser empujado y caer al suelo, según mostraron imágenes televisivas.
Miles de personas se encaminan desde diversos lugares de Quito hacia el nosocomio después de un llamamiento del canciller Ricardo Patiño, quien llamó a todos los ecuatorianos honestos a rescatar a su presidente.
La ministra de Obras Públicas, María de los Angeles Duarte, quien participa en una de las marchas, declaró que hay gente de todos los cantones cercanos a la capital que han llegado a pie a defender la constitución y su presidente, a pesar de las bombas de gas lacrimógenos que les están lanzando.
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